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Clemencia ou liberdade?

Clemencia o libertad?

Desconozco exactamente y en profundidad los detalles de cómo se articulan y promueven con tanta urgencia decisiones tan importantes como la modificación de un artículo de nuestra constitución, sin dar participación a los ciudadanos y ofreciendo en bandeja nuestros valores e ideales de izquierdas a la derecha más rancia, antisocial e hipócrita de los últimos años.

Una derecha, que a diferencia de lo que ocurre en el resto de Europa con los partidos de la oposición, es capaz de mirar desde el sillón y con un paquete de pipas en la mano, como se desangra social y económicamente un país, sin la más mínima intención de ayudar a apretar el torniquete que aplica el gobierno de turno para contener la hemorragia, hasta que aparezca el tratamiento exacto que acabe con ella. Esta actitud de los populares, me recuerda a la omisión del “deber de socorro”, a la que estamos por ley obligados. Bien es cierto, que a la vista de cómo resuelve Feijóo las sangrías de Galicia, tal vez sea más acertado encomendarnos a un santo o a la suerte, en función de si somos o no creyentes.

Aunque no entiendo, comprendo ni apruebo ciertas actuaciones tomadas por el gobierno, no voy a pedir perdón por pertenecer a un partido que ha gobernado este país, impulsado junto con la gran mayoría de la sociedad, los mayores avances sociales de su historia y que también ha tenido errores que ha pagado como ocurre en democracia, en las urnas.

Me reafirma aún más mi condición de izquierdas, comprobar que las pócimas mágicas no existen ni en Galicia, ni en el resto de comunidades gobernadas por el PP, que recortan para ahorrar en aquello que nos hace más iguales a todos y que no es otra cosa que la sanidad, la educación y los derechos civiles.

La sanidad y la educación pública y de calidad es una inversión que garantiza el éxito futuro de un país, pero el PP lo contempla como un gasto más donde ensayar con la tijera mágica. Y mientras pasan el rodillo eliminando aulas con la justificación del recorte, se deriva el aporte público a subvencionar centros privados, donde acuden (no nos confundamos) personas que tienen recursos para pagarlos.

Ya sé que en estos momentos ser político y del PSOE no cotiza en bolsa, pero al menos, y a diferencia de lo que ocurre con otros partidos, la mayoría de nuestros cargos, militantes y simpatizantes sienten pudor ante decisiones que no cuadran con nuestros valores y son capaces de protestar, exigir y promover acciones y cambios para que los ciudadanos puedan de nuevo, confiarnos su voto.

Puede que algunos piensen que los votantes de izquierdas son una especie de salvajes indisciplinados, pero la realidad es que gracias a políticas educativas y sociales promovidas por gobiernos de este signo, los ciudadanos han podido desarrollar una capacidad objetiva y de crítica, que les permite, como a William Wallace en Braveheart, elegir entre mendigar clemencia al cacique o arriesgarse a morir libre. Afortunadamente, hoy en día, lo de morir es metafórico.

Beatriz Vázquez Monroy

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