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A fusión de concellos

La fusión de ayuntamientos.

La posible fusión de ayuntamientos está despertando en nuestro país y, también en nuestra comarca, un interés que ni los más optimistas y defensores del sistema nos habíamos imaginado. Es un debate que ya está en la calle, la gente lo asume como algo necesario, en muchos casos, a corto plazo.

El portavoz de UPyD en la Asamblea de Madrid –Luis de Velasco– presentó una iniciativa que, si bien en un principio la Señora Aguirre llegó a mirar con lupa, no tardó, tras recapacitar, en hacerla suya y apoyarla hasta llegar a influir políticamente entre los alcaldes de su partido animándoles a que busquen formulas para fusionarse.

En nuestra comarca, quiero recordar, la primera iniciativa de fusión de ayuntamientos surgió en los de O Val do Ouro (Ferreira de o Val do Ouro y Alfoz), ambos enclavados en el mismo valle. En este conocido y rico paraje está ubicada la torre del Mariscal Pardo de Cela. Ambos ayuntamientos no sobrepasan los 4.200 habitantes (2.100 cada uno, aproximadamente).

Esto ha contribuido a que aquellas voces críticas que, en su mayoría, procedían de alcaldes “vitalicios” que se creen dueños de su parcela y se resisten a perder ciertos tipos de prebendas, optasen por otro tipo de fórmulas, apostando por explorar, antes de la fusión, fórmulas de cooperación y de mancomunar servicios que, según algún alcalde –que a día de hoy cree poco ó nada en el funcionamiento de la Mancomunidad de Municipios de A Mariña–, podría, según sus palabras, suponer un ahorro importante.

En apoyo a esta iniciativa entre dos Ayuntamientos, ya incluso se empieza a hablar de referéndum popular entre los dos núcleos de población para avalar la fusión. Me gustaría retroceder cincuenta años en el tiempo y analizar lo que sucedió en Europa entre los años 50 y 60.

La fusión de Ayuntamientos llevada a cabo durante estos años (50-60) de manera masiva, sobre todo en el norte de Europa para simplificar divisiones territoriales creadas, como en España, cuando no existían métodos de transporte mecánicos. Suiza encabeza desde hace años una segunda ronda de fusiones, lideradas sobre todo por ciudades de nivel medio que buscan ganar más peso frente al eje Basilea-Zúrich. La crisis económica ha acabado por imponer la misma receta en 2011 a Grecia, Italia y Portugal, que deberán reducir sus mapas municipales prácticamente a la mitad. Desde 1950 Suecia pasó de tener 2.281 ayuntamientos a 286; Bulgaria, de 2.178 a 589; Dinamarca, de 1387 a 275, y Bélgica de 2.669 a 589. Estos serían, lógicamente, los ejemplos más radicales; sin embargo, hubo otros países europeos en los que, aun adoptando medidas muy significativas, no fueron tan profundas.

Un estudio realizado por un conocido medio de comunicación gallego calcula que si los ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes se fusionasen hasta alcanzar ese censo, el ahorro sería de 3.866 millones de euros. Habría 35.000 ediles menos, aunque el ahorro no surgiría solo del adelgazamiento de las corporaciones, sino de la fusión de servicios y de la eliminación de duplicidades; la especialización por núcleos; una planificación más adecuada; en la mayoría de los servicios, un aumento de los ingresos procedentes del Estado; una mayor capacidad de presión frente a otras instituciones, y la posibilidad de realizar contrataciones con mejores precios ante proveedores de material, servicios y concesionarias.

Creo que deberíamos mirarnos en el espejo de la Europa moderna y progresista, emprendedora, la que, en diferentes épocas de la historia, superó grandes crisis a base de generar empleo, formando laboralmente a sus jóvenes y creando así una mano de obra segura y competitiva. No tendríamos que fijarnos tanto en Alemania ni ser meros obedientes de lo que nos ordene la Canciller Ángela Merkel. Por cierto: ¿Estará descubriendo esta mujer que la catástrofe del Holocausto fue la salvación de Europa?

Jesús Plácido Iglesias Uz

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