Como gallego y también en nuestra condición de Obispo de esta Jurisdicción de la Diócesis Hispana de esta Iglesia Episcopal de tradición Anglicana, ante la consternación producida por el grave accidente ferroviario acaecido en Galicia, no hemos podido evadirnos, del profundo sentimiento de dolor que es común, y embarga hoy a toda la comunidad hispana en todo el Continente Americano; por ello, en nombre de todos los fieles miembros de esta Diócesis Hispana, entre los que me incluyo, de lengua y cultura iberoamericana latina, tanto en América del Sur y Central, al igual que los miembros hispanos de nuestra Diócesis en los EE.UU. , queremos en estos momentos trágicos de dolor, el hacer llegar tras tan terrible accidente que ha dejado tantas víctimas mortales y heridos, el enviar desde estas tierras de América Latina y EE.UU., a todos los familiares y amigos de las mismas, además de nuestras más sentidas condolencias, el testimonio de nuestra real solidaridad fraternal en estos momentos difíciles de dolor.
Como cristianos, hemos elevado nuestras sentidas oraciones, pidiendo al Señor que Él otorgue su consuelo, a todos y cada uno de los familiares de las victimas y de los amigos, compañeros y vecinos de las mismas, ante su irreparable pérdida, al tiempo que recordamos la esperanza de la resurrección que es inherente al don inefable de nuestra Fe cristiana.
El próximo Domingo Dm., día 28 de los corrientes, en todas las Parroquias y Misiones de esta Diócesis extendidas a lo largo y ancho del Continente Americano, al igual que en todas las Iglesias nacionales integradas en la The Anglican Orthodox Comunión Internacional, tendrá lugar la celebración del Oficio Divino de la Santa Eucaristía, así como un Culto Memorial por todas las victimas de tan desgraciado accidente ahí en Galicia.
Ratificamos nuestras condolencias igualmente, a todas las Comunidades Autónomas, pueblos y países de procedencia de cada una de las victimas, y de forma especial a la ciudadanía de nuestra siempre bien amada y recordada Galicia, de donde proceden en gran número, muchos de los fieles de nuestras Parroquias y Misiones; unos por ser descendientes de inmigrantes gallegos, y algunos ya de más edad, por ser emigrantes que hace ya muchos años, dejaron su añorada Galicia para echar sus raíces por estas tierras del Nuevo Mundo, pero sin perder nunca la esencia de sus orígenes, y poseídos de una nostalgia congénita, que les lleva indefectiblemente, a estar en todo momento pendientes, del acontecer del día a día de su tierra “enxebre”, y patria de origen; y que hoy, como dignos hijos de esa Galicia madre, sienten en lo más profundo de su ser, el dolor de su pueblo y de sus gentes.
Recordamos en estos instantes, aquellas las palabras de Jesús cuando dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mi, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mi, no morirá eternamente”. Y es en esas hermosas palabras donde hoy depositamos toda nuestra confianza y segura certeza, a la vez que en las mismas tenemos todo el consuelo que necesitamos, hoy, aquí y ahora. Que así sea.
Es con esperanza y en el consuelo de nuestra Fe, que enviamos hoy, este nuestro más sentido pésame, junto con el ferviente testimonio de nuestra solidaridad fraternal en Cristo.
Así lo manifestamos y transmitimos, desde nuestra Residencia Episcopal y Oficina Diocesana para América Latina, en la Ciudad de Santa Marta; República de Colombia, en el día de hoy, veinticinco de Julio, festividad del Apóstol Santiago, del año del Señor de dos mil trece.
Eduardo Andrés Domínguez Vilar
Obispo Sufragando de la Diócesis Latina de Iglesia Anglicana Ortodoxa