Site icon Crónica3.com A Mariña

Chonchiña y Paquiño: del amor a la inmortalidad

Manuel Julio Platero Campo.- Fuimos unos privilegiados al formar parte de esos cien invitados que estuvieron presentes en la celebración del centenario de Chonchiña. Aquel día fue mágico por muchas razones…No es normal llegar a los cien años, y menos, con una lucidez y agilidad mental propia de edades jóvenes; pero aún lo es menos presentando el libro de tus memorias en casa, rodeado de un selecto grupo de músicos, poetas, intelectuales y cineastas, que arropan los cien años de una persona sencilla, sin más pretensiones.

Chonchiña era eso, fundamentalmente, sencillez. Pero también era mucho más: belleza atemporal, sabiduría, humor, fuerza, misterio, templanza, riqueza de experiencias y una capacidad de hacer de todo ello un cóctel positivo que la llevaba a tener un halo mágico de inmortalidad. Su profunda mirada azul, cargada de misterio, de trasparencia, de amor… Creo que nunca perdió la curiosidad, que siempre buscó sus espacios para la reflexión, una persona a la que escuchar le gustaba y lo hacía además, con tanta atención, que, a pesar de su sordera, apenas se le escapaba nada. Lo que no oía lo intuía, con esa inteligencia natural que ella tenía, con esa riqueza de vivencias tan importantes, tan trascendentales que le hacían intuirte con sólo mirarte.

Chonchiña vivió una historia de amor eterno, de esas que sólo se viven en las novelas, que ella misma protagonizó y no sólo en “El Lápiz del Carpintero”. Es probable que “El amor en los tiempos del cólera” también tenga mucho que ver con el amor de ella y Paquiño… una pasión que García Márquez y su realismo mágico quisieran trasladarnos, con las dificultades amorosas de Fermina Daza y Florentino Ariza, a ese periodo “maldito” en que Paquiño estuvo en las cárceles, esas condenas a muerte que rompían el corazón de la amada una y otra vez: la pérdida del amado por razones ajenas a la propia pareja; lo que en la literatura tradicional, muchas veces, llevaba al drama y éste acababa con la muerte. En este caso sirvió para, venciendo todas la dificultades, unirlos de una forma tan especial que toda su vida fueron dos completos enamorados, que nunca perdieron los elementos esenciales de ese espacio (Paco nunca escatimo un piropo a su amada, su entusiasmo contribuía muy especialmente a tener el amor permanentemente vivo). Siete años de calvario, de espera difícil en un amor juvenil son muchos, casi siempre demasiados, más si tenemos en cuenta la inmensa belleza y prendas de una jovencísima Chonchiña, objeto del deseo de muchos jóvenes brillantes. Pero Chonchiña venció todas las dificultades, alimentada por el inmenso amor a Paquiño, por su inmenso tesón y capacidad de resistencia al dolor, su inmensa capacidad de lucha la llevó a ese amor inmortal que sólo unos privilegiados pueden alcanzar.

El que lucha y vence las inmensas dificultades que Chonchiña y Paquiño tuvieron que superar se acaba mereciendo los más grandes reconocimientos y así a ambos les tocó vivir en México. Una vida de novela, llena de experiencias, de convivencia intensa, con personajes que ya forman parte de la Historia: Largo Caballero, León Felipe, Giral, Álvarez-Buylla, Francisco Rivera, Frida Kahlo, Buñuel, García Márquez, Fidel Castro, el Che Guevara y otros muchos que fueron compañeros ocasionales o permanentes de su trayectoria vital.

Pero es que Paquiño, dentro de sus ideas políticas comunistas – internacionalistas, nunca abandono ni su militancia, ni su lucha por sus ideales, aunque con un sentido de la honestidad y del humanismo lejano a todo fundamentalismo. Jamás rechazó a nadie por sus ideas, jamás le condicionaron en su relación con alguien, estaba muy por encima de todo ello. Tenía como Chonchiña una generosidad humana y moral en las que no cabían ni el rencor ni el odio. ¡Abrazar a quien te denuncio para que te mataran¡, ¿quién puede dar mayor ejemplo de magnanimidad, de generosidad? Parece como si estuviéramos hablando de personajes únicos. Probablemente lo estemos haciendo.

Y es que en los momentos en los que vivimos, en los que cada vez somos más egoístas, menos entregados a causas justas, menos respetuosos con los demás, más fundamentalistas, el mundo está pidiendo que nos rodeemos de muchos Paquiños y Chonchiñas. Se amaron como se amaron: eternamente, universalmente y ese amor lo trasladaron a todo su entorno y así supieron trasmitir y expresar amor a todos los que les conocieron, pues sabían cómo hacerlo.

Hace unos días, en un pequeño homenaje a Chonchiña celebrado en Tui, decía Manuel Rivas que existían dos Partidos: el de la humanidad y el de la inhumanidad. Aseguraba que en la casa de San Bartolomé estaba el Partido de la Humanidad. Independientemente de nuestras ideologías, seamos todos, del Gran Partido de la Humanidad.

MJ Platero

Exit mobile version