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Un fraude difundido en Semana Santa

El documental de “Discovery Chane” del cineasta James de Cameron: “La tumba perdida de Jesús”

Año tras año y aprovechando fechas determinadas y eventos, propios de la cultura occidental y concretamente del cristianismo, como pudieran serlo la celebración de la denominada “Semana Santa”, parecen ser el escenario apropiado para que toda clase de picaros descarados, utilizando ropajes de paraciencia y de ciencia ficción o pseudociencia; eso sí, con un alarde publicitario en el que empleando el engaño y la mentira más burda, vil y rastrera, tales picaros, tratan de presentar su engaño y su mercancía, con pretensiones de cientifismo, cuando sabemos que de eso carece totalmente y que tales pretensiones “científicas”, sólo sirven para engañar mejor a la inmensa mayoría de indocumentados sobre el tema que tratan, y gracias a los cuales hacen su agosto, engrosando sus cuentas bancarias, gracias a sus fraudulentas patrañas cinematográficas. Este truco viene dando óptimos resultados recientemente a escritores como Dan Brown con su “Código Da Vinci”; y como no, también al pseudocientifismo congénito del filme documental de “Discovery-Chanel”, “La tumba perdida de Jesús”.

Hoy, cualquier sujeto atrevido que con visos de cientifismo, escriba cualquier tipo de disparate aun contra los hechos históricos mejor documentados y contrastados por la verdadera ciencia, referentes a hechos y personajes de la antigüedad, tiene asegurado un verdadero filón de oro, para su “obra”, especialmente si esa obra, contiene los mayores embustes, y por estas latitudes buenos ejemplos de lo que manifiesto, lo fueron no hace mucho tiempo, aquella saga de los “Caballos de Troya” del periodista navarro J.J. Benítez y antes que él, lo fue el autor de aquella impresentable obra de Andreas Faber-Kaiser; “Cristo vivió y murió en Cachemira”, publicada allá por el año de 1976, donde su autor nos “informaba” ya entonces, de la supuesta y fantasiosa vida, que Jesús de Nazaret llevó en Cachemira, describiéndonos hasta su descendencia allí y como no, facilitándonos hasta la ubicación de la tumba del galileo en la citada Cachemira, aportando para ello unas supuestas pruebas científicas, con las mismas garantías que James Cameron y “Discovery-Chanel” nos aportaron hace aun poco tiempo, para la supuesta nueva tumba de Cristo y de su supuesta familia. Ciertamente, todo esto es la farsa más ridícula y osada que la picaresca actual puede aportar, para el ávido consumismo de la ignorancia popular. ¡Lamentable, pero cierto!

Dicho lo dicho, veamos la “santa geta” que es como solemos denominar en castellano paladí a los oportunistas de turno, y que utilizó el señor James Cameron y sus colaboradores afines, en el filme-documental “científico” de referencia y del que son sus autores. Nos dice el señor Cameron: “Lo que esta película –refiriéndose a su documental – y la investigación de la película muestran, por primera vez, es la evidencia tangible, física, arqueológica y en algunos casos forense…etc.” ¿Pero es esto verdad? En absoluto; ni evidencia tangible, ni física, ni arqueológica, ni forense, esto es sólo una auténtica falacia propia de charlatanes “made in USA”, y también de los picaros charlatanes de otros países y latitudes; nada más. Sólo eso; una especie de “timo de la estampita” de tipo religioso; es decir, todo un fraude para incautos, y una mentira de cabo a rabo. Para resumir; una verdadera tomadura de pelo del señor Cameron y de sus compañeros de aventura cinematográfica, es lo que se da en ese filme-documental de referencia de “Discovery Chanel”. Y todo simple y llanamente, “por la pela” y con el sólo fin de obtener pingües beneficios. Así de claro hay que decirlo ya de una vez por todas, ante la sarta de patrañas que Cameron trata de colarnos con la mayor impunidad; de ahí que aun cuando sólo sea por mera asepsia mental, debemos de denunciar el fraude, en aras de la verdad histórica, y de la imparcialidad informativa a la que tenemos derecho, y porque Cameron con su picaresca en pro de su bolsillo, ha pretendido un maquiavélico intento de insultar a nuestra propia inteligencia, eligiendo para ello unas fechas como son las de Semana Santa, que fue cuando hace sólo unos años, se presentó ese bodrio de filme documental aludido, para así tener una mayor cobertura y audiencia para tan monumental engaño presentado con ropajes de sesuda investigación científica que, es precisamente de lo que carece dicho documental y su autor.

El tema que Cameron nos presentó como una fabulosa novedad de investigación científica, no lo es, porque el asunto viene de hace más de casi unos 29 años atrás, ya que la cueva donde se encontraron los osarios en que supuestamente están los cuerpos de Jesús, de su madre María de su supuesta esposa, María Magdalena y la del también supuesto hijo de Jesús, se encontró transcurrido el tiempo citado, así que de novedad, como suele decirse en argot cañí: “na de na”; es decir; nada absolutamente de nada. Y con oportunidad de aquel descubrimiento, cabe recordar, de que ya en su día se hizo una película que llevó por título; “El cuerpo”, en clara referencia a esos supuestos restos mortales de Jesús, pero debido a la picaresca fraudulenta ya probada en aquella época, la cosa no prosperó y pese a ello, el señor Cameron ha pretendido presentarnos más o menos lo mismo como novedad, creyendo que sufrimos amnesia, por ello nos lanza su documental “científico” (¿), en el que intenta referir a Jesús las inscripciones encontradas en la tumba de una familia judía de la época, utilizando sus patrañeras argucias . Pero su pretensión no sólo ha traspasado el limite de lo irracional, sino que además viene a resultar anticientífico, y mírese por donde se mire, también ridícula y como no, completamente antihistórica. Veamos sino.

Para comenzar la refutación, quiero decir que el osario en el que se basó Cameron para su película-documental, pertenece a una caverna que en el año 2005 protagonizó el mayor fraude habido en lo que a restos arqueológicos se refiere, y debido a ello, cinco personas fueron condenadas por falsificadores. Para mayor redundancia, la propia BBC picó en ese anzuelo de los falsificadores embaucadores, y en el año 1996 emitió un documental sobre el tema, el cual fue duramente criticado y desmotando en sus argumentaciones por parte de los arqueólogos más prestigiosos y reconocidos del mundo, siendo retirado de las circulación tras esto por la conocida cadena británica de radio y televisión.

Los osarios encontrados en cuestión, tenían las siguientes inscripciones todas ellas en nomenclatura hebrea antigua: Yeshu Ben Yossef (Jesús hijo de José), Yehuda Bar Yeshu (Judas hijo de Jesús) y Marta y Myriam (María). La presencia de tales nombres en si, no da lugar para afirmar sin más que hagan referencia o correspondan precisamente a Jesús de Nazaret y a su también supuesta familia, porque en aquella época, los citados nombres eran tan populares, numerosos y comunes como hoy lo son por ejemplo los de Manuel, Pedro, Ramón, Teresa, José o Luís. El conocido arqueólogo Kloner, una autoridad internacional en la materia, afirma sobre este hecho de los nombres: “La presencia de tales nombres tan populares, es mera coincidencia”. El mismo arqueólogo afirma con rotundidad: “La pretensión de haber hallado la tumba – en referencia a la supuesta tumba de Jesús de Nazaret que presenta Cameron en su película- no se basa en pruebas y sólo es un intento de vender”. Kloner sabe muy bien lo que dice, no en vano para ello, él mismo tiene documentados hasta cuatro diferentes
osarios con la inscripción en cada uno de ellos de, “Jesús hijo de José”. ¿Cómo pues Cameron pretende hacernos pasar por el aro diciéndonos que el osario que nos presenta en su documental, pertenece realmente al Jesús de Nazaret del que hablan los Evangelios?

Un erudito bíblico en la Universidad de Tierra Santa en Jerusalén, el profesor Stephen Pfan, manifestó que incluso el osario donde supuestamente Cameron afirma haber encontrado los restos mortales de Jesús, las inscripciones del mismo, no fueron leídas correctamente, ya que dichas inscripciones están en un tipo de escritura semita muy antigua y que lo más probable es que el nombre que aparece en el citado osario sea el nombre de “Hanun” y no el de Jesús.

Cameron y sus cómplices con su programada, malévola y vergonzosa picaresca, para hacer que su fraude sea creíble, han cometido la torpeza que delata muy a las claras sus intenciones, ya que sin él haberse dado cuenta, Cameron, deja al descubierto su crasa y supina ignorancia bíblico-arqueológica; ignorancia afín a la de sus colaboradores en el filme, y esto queda fehacientemente demostrado, en el hecho de que el propio Cameron en el transcurso de la presentación de su “científico” (?) documental, exhibió también un décimo osario, según él, donde reposarían los restos mortales de Juan el Bautista; pues bien, ese décimo osario, ya fue catalogado hace tiempo en su día como una falsificación por autoridades científicas en la materia.

Hay que tener en cuenta, que la costumbre judía del siglo I AD, de que los huesos de los difuntos fueran trasladados desde sus cuevas de enterramiento a esas cajas de piedra caliza llamadas osarios – como los que presenta Cameron en su filme- un año después del fallecimiento, fue una costumbre que cesó después de la destrucción del Templo judío en el año 70 A.D. Frank Moore Croos, un profesor emérito en el departamento de lenguas y civilizaciones de la prestigiosa Universidad de Harvard, indicó: “La inscripciones son del periodo Herodiano (que existió alrededor del 1 B.C. a 1 A.D.). El uso de osarios de piedra caliza y los estilos de escritura variados son característicos de ese tiempo.” Pero como Jesús de Nazaret no murió sino hasta el año 30 A.D., la fecha resulta todo un problema para quienes como Cameron, afirman que el osario de referencia contiene los huesos de Jesús de Nazaret.

Ante estos hechos, ¿qué credibilidad puede ya merecernos este cineasta y su filme documental de referencia? Ninguna credibilidad; es más, su filme es un insulto a la inteligencia tal y como ya he manifestado, y además algo propio de juzgado de guardia.

Lo que ha sucedido con las pruebas de ADN, es si cabe aun tan ridículo y fraudulento como las “pruebas” anteriores. Según la Web de la película de Cameron, dicha prueba de ADN fue intentada en sólo dos pruebas, aquellas referentes a “Jesús” y aquellas de “Mariamene”; es decir “su María Magdalena” ¿Y qué pasó con esas pruebas qué utiliza el señor Cameron para sus “pruebas evidentes y científicas”? Pues pasó ni más ni menos que esto; el ADN que se utilizó, estaba tan degradado que ninguna ordenación de secuencia podría ser determinada del ADN nuclear (los cromosomas principales). Sólo el ADN mitocondrial (ADNmt) estaba disponible para ponerlo en secuencia. Pero puesto que el ADNmt es más pequeño que el ADN nuclear, el ADNmt de la persona común difiere de otra por sólo 8 pares base y en comunidades estrechamente relacionadas, las diferencias serían aun muchas menos, lo que viene a decirnos hablando en plata, que esas pruebas de ADN tan cacareadas por Cameron y sus amigos de aventura en el documental de Discovery Chanel, sobre esa supuesta “Tumba perdida de Jesús”, no han probado nada sobre el particular y se convierte igualmente en un componente más del montaje fraudulento de ese filme.

También el ya mencionado científico, Amos Kloner, de quien conviene dar a conocer que es el Arqueólogo Oficial del Distrito de Jerusalén y que pertenece a la Universidad de Bar-Ilan, fue quien supervisó las excavaciones a las que Cameron hace referencia en su filme, ya en el año 1980, y es autor de numerosas obras científicas referente a los descubrimientos de referencia, y es precisamente éste científico quien afirmó sobre las pretensiones del cineasta americano textualmente lo siguiente: “son sólo una farsa publicitaria”. Kloner que fue quien reveló al mundo todo lo relacionado con los osarios encontrados en las excavaciones de referencia, es quien además de afirmar lo anterior añade sobre el documental de Discovery Chanel de Cameron el calificativo de, “una estrategia de mercadeo”. Ante esto, como suele decirse; “apaga y vámonos”. Esa y no otra es la estrategia mediática; fue así con el “científico e histórico” “Código Da Vinci”, de Dan Browm, lo fue también con aquel libro gnóstico atribuido a Judas, y ahora lo es con el filme de “Discovery Chanel” que nos ocupa, para difundir igualmente la patraña de Cameron y de su tumba perdida de Jesús, pues como afirman los más eminentes arqueólogos, así como los teólogos más avezados en el campo de la investigación, no existen posibilidades de ningún tipo, de que Jesús de Nazaret, ni sus allegados más directos, tuvieran una tumba familiar en la ciudad de Jerusalén, dada la clase social de muy humilde procedencia de éste Jesús de Nazaret, y la Tumba del Talpiot -que es la que utiliza Cameron en su filme-documental de “Discovery Chanel”-, la cual sin duda alguna, perteneció a una familia de clase alta muy pudiente del primer siglo de nuestra era. Sobre este particular hay que tener en cuenta además, el que tanto el mismo Jesús de Nazaret, como su familia eran oriundos de Galilea, sin nexos de conexión ni familiar, ni de cualquier otro tipo con Jerusalén.

En toda Palestina existen muchas tumbas similares a la que Cameron emplea como base para sus teorías a lo largo de su filme, y en varias de ellas, podrían darse las mismas o similares circunstancias, como ya he comentado, que en la que el cineasta utiliza, y ello no significa que todas esas tumbas pertenezcan a Jesús de Nazaret, ni a su supuesta esposa., su madre y su supuesto hijo, porque sería un imposible y un absurdo.

Ante tanto disparate y una muy notable y deficiente carencia de conocimientos, unido a un alarde de ignorancia olímpica con relación a los hechos históricos objetivos, constatados por la ciencia real y seria, debe saberse de que especialmente los judíos de Galilea, adoptaron la forma de enterramiento que se daba en Canaán, e hicieron suyas las practicas de enterramiento del pueblo cananeo tras su estancia en esa tierra, y tal forma de enterramiento consistía en un hueco practicado en la roca, en el que se depositaba el cadáver y luego se tapaba la oquedad con una piedra, y curiosamente, eso fue lo que sucedió y se hizo con el cuerpo de Jesús.

Así fue realmente la tumba de Jesús, una tumba o sepulcro tallado en una roca; un sepulcro nuevo sin estrenar, y esa tumba no pertenecía ni a la familia de Jesús, ni a la familia de María Magdalena, quien dicho sea de paso, tal mujer no ejerció nunca como prostituta, sino que era la hija de un noble judío propietario del castillo de Magdala; una mujer joven y rica, que para nada tenía motivos para vender su “lindo cuerpo serrano”,como lo hacían las meretrices; sólo la ignorancia machista y una política concreta, han sido el origen del bulo sobre Myriam de Magdala, la noble judía curada de sus dolencias por Jesús.

Estos fueron los sucesos verídicos irrefutables acaecidos. Como aquel jueves en los que se desencadenaron los eventos de la crucifixión muerte y sepultura de Jesús, eran un día 14 del mes judío de Nisán, tenía lugar la preparación de la Pascua y, siendo que en un día de reposo y de gran solemnidad para los judíos, estaba por comenzar (el viernes, 15 de Nisán que era cuando los judíos comerían la Pascua; es decir, el cordero pascual), pidieron a Pilato que le quebraran las piernas a Jesús que ya había sido crucificado, así como a los otros dos ajusticiados, que habían sido crucificados junto a él, con el fin de apurar su muerte, ya que les resultaba impío que llegado el día de reposo solemne, los ajusticiados por crucifixión, estuvieran aún con vida en las cruces. Y así lo ordeno Pilato hacer, y les quebraron las piernas a los dos ajusticiados que estaban al lado de Jesús, pero cuando llegaron a él, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; pero aun así, para verificar que ciertamente había fallecido, un soldado le abrió el costado con su lanza, y al instante salio de ese costado de Jesús “sangre y agua”, según el fidedigno relato que tenemos de ese hecho. Hoy la ciencia nos aclara, que cuando se llega a la muerte por un quebrantamiento del corazón, si se abre con un cuchillo el costado del fallecido o con un escalpelo o bisturí de cirujano, se produce ese fenómeno de la emanación de un fluido similar al que el evangelista Juan nos describe en su relato del evento como, “sangre y agua”; es decir, a Jesús en la cruz se le rompió literalmente el corazón. José de Arimatea, un hombre rico de la época y que en secreto había sido discípulo y admirador de Jesús, se presentó ante el propio Pilato para pedirle que le entregara el cuerpo sin vida de Jesús para poder darle sepultura, a lo cual Pilato accedió, y fue así como José de Arimatea junto con otro hombre llamado Nicodemo, tomaron el cuerpo ya cadáver de Jesús, lo envolvieron en lienzos impregnados con especies aromáticas, según la costumbre judía de la época y lo pusieron en un sepulcro nuevo, propiedad de José de Arimatea, que se encontraba ubicado en un huerto cercano al lugar donde Jesús había sido crucificado. Luego y a petición de los dirigentes judíos, Pilato envió un cuerpo de guardia formado por soldados romanos para custodiar el sepulcro donde habían depositado a Jesús, habiendo sellado y precintado previamente la piedra que cerraba la tumba. Y esa fue la tumba verdadera de Jesús, y no la tumba de Talpiot descubierta hace casi 29 años en Jerusalén, la cual el oscarizado cineasta de la película, “Titanic” y en fechas recientes de “Avatar”, pretende ahora vendernos como si fuese la auténtica tumba de Jesús de Nazaret, de su familia y su supuesta esposa e hijo, y todo ello, para beneficio de su cuenta bancaria, aprovechando el tirón que en cada ocasión la celebración cristiana de la Semana Santa le brinda en bandeja, para una exitosa presentación de su ramplona tomadura de pelo “científica” (¿). Así de claro hay que decirlo y denunciarlo a los lectores, con la recomendación de que no se gasten ni un céntimo para ver patrañas mentirosas de ese estilo, y en que lugar de ello, aprovechen para documentarse con un buen libro de divulgación sobre Arqueología, si tienen interés por el tema, adelantándoles que son del todo plenamente fiables, los datos que sobre el particular vienen relatados en los Evangelios, por más que el cineasta de yanquilandia de referencia, intente cuestionarlos y distorsionarlos inútilmente, pero también muy torpemente.

Con esto de la supuesta tumba de Jesús, ocurrirá lo mismo más o menos, que lo que sucedió en su momento con los denominados manuscritos del Mar Muerto, cuando los “científicos” al estilo Cameron del momento, nos decían que aquellos manuscritos una vez estudiados y traducidos servirían para poder “demostrar” todas las “mentiras” y “mitos” de la religión cristiana, especialmente en lo concerniente a la persona y a la obra de Jesús de Nazaret. ¿Pero qué fue lo que en realidad ha sucedido? Pues que pasado un tiempo, esos manuscritos del Mar Muerto, lo único que han hecho, es corroborar y ratificar la historicidad del texto bíblico que el cristianismo a lo largo de los siglos ha venido utilizando. Eso es lo que ha pasado y no lo contrario.

El que dijo aquello de, “Las zorras tienen sus guaridas, y las aves del cielo nidos, mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”. Sí, cierto, aquel Jesús de Nazaret, nacido en la pobreza y humildad de un pesebre, jamás tuvo por tumba algo similar a la tumba de Talpiot, ni sus restos mortales pudieron haber sido depositado en una urna decorada con inscripciones, como pretende Cameron, sino que su cuerpo fue depositado tras su muerte, en un sepulcro prestado, y que por cierto, esa tumba hoy en día está vacía.

Si a los argumentos “científicos” que Cameron nos expone en su filme, le aplicáramos aquello tan bíblico de, “por sus frutos los conoceréis” nos encontraríamos con las manos vacías. Con razón aquel amigo mío al encontrármelo en un vuelo de regreso a Madrid, procedente de Nueva York, me manifestó lo siguiente: “Regreso de la civilización a la cultura.” Ahora comprendo su entusiasta afirmación.

Para una mayor desfachatez y a la vez, para corroborar el fraude del documental de “Discovery-Chanel”, baste decir que el propio José de Arimatea, propietario de la tumba donde Jesús fue sepultando, aun siendo un hombre rico de su época, con todo, no poseía una lujosa tumba como la que Cameron utilizó en su documental, que es una de las diez tumbas ostentosas descubiertas en una zona exclusivamente para ricos como lo es el barrio de Talpiot.

Todas estas parafernalias de leyendas tienen su origen en la francmasonería, con unos fines específicos muy claros, pero se les ve de lejos el plumero. El libro, “Sangre sagrada” es la fuente donde ha bebido Dan Brawm para su “Código Da Vinci” (quien conviene recordar fue demandado por plagio) y Cameron a su vez bebe de la misma fuente a través de Brawm.

La aparición reiterada de determinadas “tumbas” todas ellas imputadas a determinados personajes bíblicos forman parte de un plan dirigido precisamente a dejar sin contenido las escrituras cristianas. Recordemos, han “aparecido” ya la “tumba” de Santiago, luego vino el llamado “evangelio de Judas”, ahora la “tumba de Jesús” y de “su esposa María Magdalena”. Y todo ello para nada, puesto que al final, sucede siempre como con los Pergaminos del Mar Muerto, pero mientras tanto, como dice el viejo refrán; “que nos quiten lo bailao” o el dinero que se embolsan con tales argumentos “científicos” los picaros de turno. ¡Lamentable, pero cierto!

Sinceramente, con todas las pruebas que he enumerado a lo largo del presente articulo, todas ellas irrefutables, ¿puede algún lector tener una sola duda en cuanto al fraude que representa y difunde el filme documental de “Discovery Chanel”, de Cameron y sus colaboradores, la “La tumba perdida de Cristo”? Creo sinceramente que ninguno albergará la más mínima sombra de duda, y de ser así, me daré por satisfecho plenamente, al haber podido aportar mi granito de arena a ello, puesto que ante tanto despropósito, engaño, fraude rastrero y tomadura de pelo, sobre una cuestión tan sería y para algunos también trascendente, ningún bien nacido puede permitirse el lujo de callar, máxime poseyendo un mínimo de bagaje para ello, pues resulta bochornoso, el hecho de que un indocumentado de turno en la materia, como ha probado serlo el cineasta James Cameron y todos sus colaboradores en el citado filme-documental de “Discovery Chanel”, “La tumba perdida de Jesús”, intente con desvergüenza y osadía sin limites, insultar a nuestra inteligencia y reírse de lo que la ciencia y la historia, han verificado y probado ya a estas alturas del siglo XXI fehacientemente. Siendo así, una vez más, la propia Sagrada Escritura en el Evangelio, lanza la pregunta: “Por qué buscáis entre los muertos al que vive?…No está aquí -en aquel sepulcro vacío, ni lo está en el osario de esa tumba de Talpiot que Cameron nos muestra en su filme-documental-, sino que ha resucitado”. Entérense ya todos de una vez; Jesús no está en ninguna tumba, porque él resucitó al tercer día. Y tal resurrección no fue un mero suceso para las incipientes comunidades cristianas primitivas, como en la actualidad pretende presentarnos la resurrección de Jesús, algunas de las modernas teologías en boga, las cuales todas ellas en su conjunto, sólo tienen por base científica, los meros deseos de sus adictos propagadores. Sólo eso y nada más. Ante tanto solemne disparate, de esas pseudoteologías de tres al cuarto, así como de pretendidos divulgadores “científicos” como el citado cineasta Cameron, o de escritores como Dan Brown y otros similares, tengamos muy presente de que a día de hoy, sólo existe un hecho constatable, probado verificable a pesar de todos los pesares, y que no es otro que el siguiente; el de la existencia de toda clase de datos históricos de todo tipo, del hecho de la resurrección de Jesús de Nazaret que, del asesinato de Julio Cesar a la entrada del Senado en Roma, a pesar de lo cual son multitud quienes creen a pies juntillas sin dudar de ese segundo hecho, mientras dudan del primer hecho, a pesar de la existencia de un mayor número de pruebas; pero no por ello, y aun siendo así, hoy como ayer, y tanto a la luz de la investigación histórica, como de la verdadera investigación científica imparcial y objetiva, la resurrección de Jesús, es un verdadero hecho que tuvo lugar en el tiempo y en la Historia, al igual que lo sigue teniendo en las vidas de cada uno de sus seguidores a través de los siglos, porque verdaderamente, Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!

Revmo. Dr. + Eduardo A. Domínguez Vilar
Obispo
Diócesis Iberoamericana de la A.O.C.

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