Di Stéfano, celebró el viernes de la pasada semana su 88 cumpleaños. La “Saeta rubia” nació un 4 de julio de 1926 en la ciudad de Buenos Aires en la República Argentina. Su unión con el Real Madrid como jugador dio comienzo en el año de 1953 y llegó hasta el año 1964, en una de las etapas de más gloria y esplendor del madridismo.
Di Stéfano se marchó del Real Madrid en 1964, con 38 años de edad, tras perder la final de la Copa de Europa, dejando atrás 510 partidos oficiales jugados en el equipo blanco, en los que marcó 418 goles.
Su trayectoria en la entidad blanca, ha estado en cada momento repleta de éxitos. Y dieciocho títulos en once temporadas así lo corroboran, convirtiéndolo en un ídolo del madridismo.
Con Di Stéfano, el Real Madrid pudo sumar a su palmarés cinco copas de Europa, una Intercontinental, ocho Ligas, una Copa de España y dos Copas Latinas. Además de todo lo anterior, ganó dos Balones de Oro (1957 y 1959) que le consagraron como el mejor futbolista del mundo del momento.
Después fichó por el RCD Español, equipo en el que jugó hasta 1966, y luego se retiró.
Di Stéfano, nacionalizado español, vistió la camiseta de la Selección en 31 partidos y marcó con la misma un total de 23 goles, aun cuando nunca pudo disputar ninguna fase final de un Mundial.
En 1982 Di Stéfano volvió al Real Madrid como su entrenador, tras haber dirigido el Elche (1967), el Boca Juniors (1968), el Rayo Vallecano (1975), el Castellón (1976), el River Plate (1981) y el Valencia (1970 – 74; 79 – 80 y 86 – 88). Logró con el Valencia la Liga (1981) y la Recopa de Europa (1980); con el Real Madrid la Supercopa de España (1991); con el Boca y con el River un campeonato nacional.
En 1989 la revista deportiva France Football, premió la brillante trayectoria de “Saeta rubia”, con el Súper Balón de Oro, siendo el único jugador del mundo que lo tiene.
En el año 2000, la Junta Directiva del Real Madrid, bajo la presidencia de Florentino Pérez, nombró a Alfredo Di Stéfano Presidente de Honor.
La muerte de Di Stéfano deja huérfana a la gran familia madridista de uno de sus más grandes y mejores jugadores; un delantero que marcó una época en uno de los equipos más laureados del mundo.
Al jugador “Saeta rubia” y al gran hombre que en vida fue Alfredo Di Stéfano, queremos dirigir e hoy, aquí y ahora, este nuestro humilde y modesto homenaje de admiración y gratitud.
Alfredo Di Stéfano: Descansa en Paz. Amén.
7 de julio de 2014
Obispo +Eduardo Andrés Domínguez Vilar