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La fuente de la rana laurentina

La fuente de la rana ha sufrido recientemente labores de repintado y conservación, que de manera periódica vienen llevándose a cabo con el fin de preservar la buena imagen del modesto monumento.

El gigantesco batracio se ha convertido con el paso del tiempo, en un referente de la vida social de los Laurentinos, no habiendo niño en Lourenzá que no tenga su foto a lomos del anfibio, ni celebración deportiva que no termine enfriando en sus aguas, el fervor de la victoria.

Pero que sabemos realmente de su historia: Quien fue su autor?, Cuando se hizo?, estas y otras preguntas deberían poder ser respondidas, sin dudarlo, por las gentes de un pueblo que ha echo de ella uno de sus símbolos más queridos, y con este fin ,el de dar a conocer sus orígenes en unos casos, y el de refrescar la memoria en otros, es por lo que, he decidido dedicarle este artículo.

Y para ello, debemos remontarnos a los tiempos de la Guerra Civil Española, y mientras por el frente se desangraba nuestro país, en la retaguardia algunos, se esforzaban en aparentar una normalidad que trataba de ocultar, las tragedias familiares que día si y día también, estaban provocando con sus venganzas consentidas los represores franquistas.

Y en este contexto debemos situar la solicitud de servicios, de un humilde maestro nacional, originario de San Pedro de Muras, que ejercía su magisterio en una pequeña escuela rural de la parroquia de San Xurxo, en el lugar de Mazúa, para la realización del diseño y construcción de una fuente ornamental, que embelleciera los jardines de la plaza del Conde Santo, anteriormente conocida por la del ” Redondel”.

Me estoy refiriendo a Guillermo Cisneros Fernández, que vino a Lourenzá acompañado de su esposa Aurora López González, también maestra, aunque ella en la Cazolga, y que establecieron su vivienda en la casa conocida como ” el chalet”, propiedad de Avelino “el Maiceiro”.

Aún hoy es recordado por los mayores del lugar, no tanto por su labor de maestro como por su bonhomía y capacidad de liderazgo, siendo un referente parroquial en aquellos duros años.

En consonancia con la tendencia dominante en su gremio, era políticamente hablando Republicano y de Izquierdas, encajando perfectamente con la vecindario de San Xurxo, dado que la corriente política dominante en la parroquia caminaba en la misma dirección.

Su mujer no era menos Roja que el, y le apoyaba incondicionalmente allá donde iban, refiriéndose algunos a su persona con el mote de ” la Pasionaria”.

Los lunes viajaba en caballo hasta la Cazolga, para regresar el fin de semana junto a su marido.

Durante un cierto tiempo, su camino fue coincidente con el de Julia Minguillón, que por aquellas datas estaba pintando en Villapol, la que sería su obra mas afamada “A escola de Doloriñas”; apenas cruzaban unas palabras de cortesía, ya que era por todos conocida su incompatibilidad política, evitándose mutuamente.

D. Guillermo dominaba el dibujo y la pintura, y por ello debió recibir el encargo anteriormente mencionado, que tenía un doble fin, el ya mencionado de ornato, y el más deleznable, el de sometimiento y humillación del modesto profesor, ante el poder imperante de los falangistas gobernantes.

Y para dejar patente su intención, le obligaron a dotar a la referida fuente, del escudo de la falange, que debería de figurar en un lugar preferente.

El maestro supo adaptarse como nadie a la nueva situación, pura cuestión de supervivencia, y haciendo de tripas corazón, cumplió como nadie con el pedido.

No obstante, aun hay quien recuerda la picara sonrisa que asomaba en su rostro, cada vez que recordaba la pequeña maldad que había logrado colarles, al haber colocado el escudo de Galicia en el frente de la fuente, dejando para el yugo y las flechas el fondo del estanque.

La huella artística de D. Guillermo también podemos encontrarla en las pinturas de la iglesia de San Xurxo, ya que fue suya la obra de repintado del altar y de algunos santos, así como, la creación de una serie de ángeles.

Desgraciadamente apenas disfrutó de sus obras unos pocos años, ya que, enfermó gravemente de cáncer pulmonar (Sarcoma), que acabó con su vida el 15 de Diciembre de 1943, a la corta edad de 38 años.

Fue enterrado en San Xurso, sin dejar descendencia.

Su mujer, 3 años más joven que él, reinicio una nueva relación en Arzúa, donde se fue a vivir, y por fin, tuvo la descendencia que con tantas ansias buscó con Guillermo y que nunca tuvo, lo que le llevó a aguantar con resignación las burlas de su suegra en relación con su ingravidez.

Las carencias que trajo consigo el largo período de posguerra, hizo que el mantenimiento de la fuente dejase mucho que desear, cayendo prácticamente en el abandono; y no fue hasta la década de los 80 que se le prestó atención de nuevo, a petición de Pepe dos relojeros, quien dirigiéndose a la por aquel entonces Teniente de Alcalde Fe Rodríguez Rocha, le pidió su arreglo, ofreciéndose él a renovar la instalación del agua.

La única condición que puso Fe, fue le sustitución del yugo y las flechas por el escudo del Concello, ese al que recientemente acabamos de degradar a simple sello, tras cientos de años de historia, para deshonra de nuestro pasado.

El diseño del escudo del estanque fue obra de Paulino Pintor, y las piedras calcáreas que rodean el estanque, procedentes de la ya desaparecida “Cova do Encanto”, fueron aportadas por José Yañez, Isidro de Xaniolas y la misma Fe, haya por el año 1983.

Así permaneció, salvo algún que otro repintado, hasta el año 2005, que con motivo de la remodelación integral de la plaza del Conde Santo, doté el proyecto de una partida específica para la restauración y mejora de la fuente, aportándole entre otras cosas el alumbrado artístico que ahora tiene.

La rana de Lourenzá se ha ganado un lugar en nuestro corazón, y es labor de todos el dignificar su historia, como referente popular que es de nuestro pueblo.

Vidal Martínez-Sierra López
Diputado Autonómico
Ex-Alcalde de Lourenzá

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