La Luz de nuestra vida. Se nos ofrece generosamente con suaves miradas, cariñosas caricias y dulces sonrisas mientras la Mujer nos sostiene en sus protectores brazos cuando aterrizamos en este mundo.
La Luz de tantas vidas. Hembras generosas, cuidadoras desinteresadas, maestras infinitas e incansables, afanosas trabajadoras, …brillantes en la tierra con su vigoroso resplandor que conducen nuestras sendas llenándolas de un amor inconmensurable.
La Luz de mi vida se apagó demasiado pronto. Disfrutad de la Luz de vuestras vidas mientras permanezca junto a vosotros. Luz serena, férrea, inagotable, tenaz, luchadora … henchida de ilusiones puestas en sus vástagos. Vuestra Luz está presente, no dejéis que se os apague sin gratificar y corresponder tantos desvelos prodigados por Ella.
La Luz de mi vida permanece en mi corazón después de tantos años sin alumbrar. Sueño cada día con su sonrisa, con su cariño, con su calor. Siento su grato aroma cuando cierro mis ojos y pienso en su afabilidad eterna. Madre, como Luz, no hay más que una.