Algo así ocurrió en la última edición de la Festa do Ovo Frito en Cervo, donde banderas independentistas –casualmente, anagrama también del BNG– se colaron en el palco de la orquesta. Lo que pudiera parecer una cuestión sin importancia, causó malestar entre los asistentes que no nos acostumbraremos nunca a la manipulación política que hace el BNG de todas las actividades en las que colaboran sus miembros más destacados.
Es una pena que sigamos confundiendo las fiestas, la cultura o las actividades deportivas con instrumentos de propaganda partidista. Solo los acólitos más cegados aplauden o justifican este tipo de disparates, olvidando que las celebraciones son de todo el pueblo, por encima de cualquier diferencia. La propaganda política en las fiestas sobra.