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Los plenos de Viveiro

Desde que iniciamos este nuevo mandato, sucede que la Sra. Alcaldesa se muestra más nerviosa y excitada de lo habitual, con tics de pequeña dictadora tirana, probablemente como consecuencia de que ya haya llegado a esa parte del “disco duro” donde su antecesor le recomienda aquello de que para los amigos champán y turrón y para la oposición legislación.

Lo cierto es que en los últimos plenos dice que se le falta al respeto por llamarla futuróloga, cuando el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española no considera este término como un insulto. Se ofende toda y secuestra nuestro derecho al turno de réplica por alusiones, al tiempo que nos espeta un literal “cala a boca” – recordándonos mucho a aquello de “llegó el comandante y mandó callar”- y aún encima es ella la ofendida.

Falta de respeto fue la que se produjo en el último pleno del pasado mandato cuando desde el público, uno de su club de fans me dedicó un cariñoso “gilipollas”, que la Sra. Alcaldesa muy oportunamente no quiso escuchar, sobre todo porque quien lo profirió era uno de los suyos, eso si que es una falta de respeto y además sancionable tal y como establece el reglamento.

Decirle a la Sra. Alcaldesa que se olvide de esas tácticas poco elegantes, porque en modo alguno conseguirá silenciar nuestra voz. Seguiremos fiscalizando, hablando y opinando sobre su gestión porque esa es nuestra obligación y lo haremos se ponga como se ponga.

Desde el cariño y el respeto le recomendamos que antes de los plenos, se tome un par de tazas de tila y además le sugerimos que cuando vaya a entrevistarse con otros organismos oficiales pidiendo algo para Viveiro, que adopte una actitud más conciliadora y un talante más dialogante, o de lo contrario si mantiene esa forma déspota de actuar, estará poniendo en serio riesgo conseguir actuaciones para Viveiro.

Sra. Alcaldesa relájese y tranquilícese, que lo que tenga que ser será.

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