Un tiempo, una vida. Una vida es una secuencia de experiencias a las que en innumerables ocasiones no les damos el suficiente aprecio, pero que nos marcan desde el nacimiento hasta la muerte. Una vida dura un tiempo, nunca demasiado largo por muchos años que vivamos. Hay vidas plenas y vidas vacías. A mí personalmente me apasionan las personas que tienen vidas plenas, que las disfrutan y que dejan huella en quienes les conocen. Para conseguir impresionar a nuestros semejantes y perdurar en su memoria no es necesario demasiado tiempo, sino actuar con integridad y rectitud para ser recordados por nuestras excelsas actitudes y acciones.
Nuestro tiempo, nuestra vida. Nuestro tiempo nunca es demasiado dilatado como tampoco lo es nuestra vida. Nos empeñamos en no ser felices con nosotros mismos, base primordial de la dicha y prosperidad. No nos conformamos con lo que tenemos, pero tampoco sabemos como dejar de ambicionar los bienes ajenos. Se critica a quien trabaja y a quien no lo hace, porque no quiere o, por desgracia, porque no puede. Deberíamos buscar la excelencia en nuestro tiempo de vida aprendiendo a ser nosotros mismos, con nuestras virtudes y nuestros defectos. Personas sensatas, coherentes, …que den gracias cada día por el don de la vida con el que nos obsequiaron nuestros padres.