Para el ya próximo domingo de ramos, en casi todas las procesiones, podremos ver y contemplar una vez más, a un Jesús de Nazaret montado en una borriquilla, vestido con blanca túnica y con el cabello largo. ¿Pero realmente Jesús de Nazaret tenía esa imagen física y usaba el cabello largo?… ¿Como era realmente la apariencia física de Jesús?…Veamos.
Se ha especulado mucho sobre la cuestión de cómo era físicamente Jesús, incluso se ha utilizado, un supuesto retrato literario atribuido a un historiador llamado Publio Léntulo, supuesto gobernador de Jerusalén; y dicho retrato literario, figura en una carta muy conocida y ampliamente difundida; pero ese supuesto documento histórico, ha resultado a la hora de la verdad, ser simple y llanamente, una falsedad más que añadir, a la ya larga lista de documentos falsos existentes.
Si buscamos hoy en Internet, nos encontraremos con una multitud de teorías sobre este asunto que, van desde las más posiblemente razonables, hasta las más absurdas y disparatadas; de ahí que, dejando a un lado a la mayoría de las mismas, deseo exponer aquí lo único realmente serio y científico que, a día de hoy existe y tenemos, en lo que a la apariencia física de Jesús se refiere, desterrando con ello a la multitud de fabulaciones de tipo pseudo científico que, han circulado y circulan aun hoy en día por ahí.
Jesús no se parecía en absoluto, a ese varón que tantas tallas religiosas nos muestran, con esos cristos de delicadas y pálidas apariencias. No, para nada; el verdadero Jesús de Nazaret real que pisó los polvorientos caminos de Palestina, acostumbrado a recorrer a pié largas distancias, forzosamente la piel de su rostro estaba curtida por el aire y por el sol. Nada pues que ver con esos artísticos cristos con palideces de penumbras de capilla, y con olor a cirios que siempre se nos ha mostrado en artísticos cuadros y en hermosas y lujosas imágenes de talla, carteles anunciadores y últimamente también, en determinadas exposiciones o museos locales, al aproximarse las fechas de cada Semana Santa, y así una vez más, podemos contemplar a ese cristo que sale de los templos, para ser exhibido en las diversas procesiones, que las diversas cofradías organizan año tras año, así como en otros actos propios, inherentes a las diversas actividades de tales cofradías.
Debería de tenerse presente, y sin embargo suele obviarse, el hecho de que Jesús de Nazaret, por su misma profesión de carpintero, sin duda conocía las faenas utilizadas en las diversas construcciones de entones, de ahí que es de suponerle poseedor de una apariencia vigorosa, con brazos fuertes, y con unas manos que sabían del trabajo manual, y que debido a eso las mismas, no se parecerían a las finas manos de un pianista, ni a la de un frágil modisto que se suele contemplar en cuadros, estampas, carteles anunciadores de la Semana Santa, y en las artísticas imágenes de talla que pretenden representar a Jesús.
Dicho lo anterior, destacaré el que a ese Jesús que vemos en multitud de procesiones el domingo de ramos, montado sobre una borriquita, y luciendo una larga cabellera, no se asemeja en nada al Jesús real que vivió y pisó los polvorientos caminos de la Palestina de su tiempo, porque para nada Jesús de Nazaret, tenía la apariencia física, ni usó el cabello largo, tal y como aparece en esas artísticas y en ocasiones valiosísimas tallas que salen en los tronos de las procesiones de Semana Santa.
Y lo que he manifestado, tiene una explicación lógica, y como demostración de ello, cito por estimarlo y considerarlo, como el mejor trabajo de investigación sobre el tema, el que ha realizado alguien, a quien personalmente considero, toda una autoridad en la materia; el sacerdote católico y catedrático de Patrología en la Universidad de Turín, Pier Ángelo Gramalia, quien en su día publicó un importante, y a mi juicio el más exacto estudio referente a la apariencia física de Jesús, en la “Revista de la Historia y Literatura Religiosa” que se edita en Florencia; un trabajo en el que Ángelo Gramalia sostiene que, Jesús de Nazaret, tenía el cabello corto y no largo, como las imágenes y cuadros escultóricos, suelen presentarlo, y tal y como ya dije al principio, el cabello lo llevaría de una forma muy similar, a como nos lo muestra el referido cartel de la Semana Santa de Vivero del pasado año 2015.
El teólogo católico citado de referencia, se basa para afirmar que el pelo de Jesús era corto, en los hechos siguientes:
a) En el contexto socio-cultural judío de aquellos tiempos, solamente llevaban el pelo largo, los varones que habían hecho el voto especial de nazareno. Tales nazarenos, estaban sumamente controlados y si alguien moría a su lado, tenían que cortarse el cabello rápidamente al cero, y si tocaban un cadáver, no podían entrar en el Templo.
b) Los varones que habían hecho el voto de nazareno, no podían beber vino de ningún tipo.
c) El Apóstol Pablo, si Jesús hubiera tenido el cabello largo, no habría escrito en la primera epístola a los Corintios, en el capítulo 11, versículo 14, lo siguiente: “La naturaleza misma no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?”
Por los evangelios, podemos ver que Jesús de Nazaret tocaba a los muertos, y pese a ello, él entraba en las sinagogas y en el Templo, y también bebía vino en ocasiones especiales, cuando era invitado a bodas y fiestas. Hay que tener muy presente que, miembros pertenecientes a los fariseos, siempre iban detrás de Jesús, para procurar cogerle in fraganti en alguna falta, con el fin de poder así denunciarle y de criticarle ante el pueblo, por la falta en cuestión; pero vemos igualmente por los mismos evangelios, el que esos fariseos, jamás le reprocharon a Jesús el haber quebrantado el voto de nazareno; sencillamente porque Jesús, no había hecho nunca tal voto, y por consiguiente, usaba el cabello corto.
Todas las iglesias cristianas, durante los dos primeros siglos, fueron muy severas contra el uso del pelo largo en los hombres. Si ciertamente, Jesús de Nazaret hubiera llevado melena, eso no se habría producido, puesto que los cristianos de aquella época, procuraban imitar a su Maestro y Señor en todo.
Las representaciones de Jesús con esa melena de largos cabellos, como el de las imágenes procesionales que salen a recorrer las calles y plazas llagada la Semana Santa, son debido a que los gnósticos en el siglo II, comenzaron a publicar imágenes de Jesús, en las cuales se le representaba con el cabello largo, siguiendo la tradición y el ejemplo de los filósofos de aquellos tiempos que, solían llevar cabello y barba largos.
Por eso, creo llegados los tiempos en que la verdad histórica, debería de prevalecer sobre tanto mito y errada tradición, y en lugar de continuar profundizando en tantos errores idolátricos y en fabulaciones contrarias a la auténtica y verdadera fe cristiana, se debería de emplear el tiempo y el dinero que se utiliza, para continuar empecinados fomentando esos mitos de una errada tradición heredada, y en lugar de ello fomentar y predicar la pura verdad del Evangelio de Jesucristo, cumpliendo de esa forma con la propia enseñanza apostólica cuando nos dice: “…exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido dada una vez a los santos” (Nuevo Testamento. Epístola universal de San Judas apóstol). Dicho Judas apóstol, nada tiene que ver con Judas Iscariote. Aclaración que realizo, dado que recientemente, he podido encontrarme, con alguno que otro “experto” organizador de exposición-museo de Semana Santa que, confundía un Judas con otro, y por supuesto, jamás había leído la Epístola Universal de San Judas Apóstol. ¡Lamentable, pero cierto!
Y tras contemplar esa ignorancia de rango olímpico que, una errada tradición nos transmitió, no pudo por menos que acudir a mi mente, lo que nuestro insigne Miguel de Unamuno, ya en su día denunciara en uno de sus conocidos poemas, del cual citaré por venir como suele decirse, “como anillo al dedo”, los versos siguientes:
“…porque él, el Cristo de mi tierra es sólo,
tierra, tierra, tierra…
cuajarones de sangre que no fluye,
tierra, tierra, tierra…
¡Y tú, Cristo del cielo,
Redímenos del Cristo de la tierra!
O como así lo plasmó el gran Antonio Machado en su poema, “La Saeta”, convertido en hermosa canción por Serrat, cuado el poeta exclama:
“Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores.
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar ni quiero!
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en la mar”
Como podemos comprobar, las costumbres cuando se hacen ley, son muy difíciles de corregir, y hoy a una gran mayoría, les sería casi imposible admitir e imaginar, a un Jesús de Nazaret, con los cabellos delicadamente recortados a la altura de las orejas o por encima de las mismas, al estilo de su tiempo, que es como realmente usaría el cabello Jesús, teniendo presente la argumentación anterior que así nos lo viene a corroborar, y en lugar de ello, duermen una placida ignorancia, ya no solamente en lo que concierne a la apariencia física de Jesús, sino también sobre todas sus enseñanzas.
Semana Santa. Marzo 2016