A continuación voy a proceder a relatarles una historia real. Podríamos decir que como en las mejores obras de teatro, esta historia está cargada de drama y tragedia.
Situamos a su protagonista en un municipio de la provincia de Lugo, en Cospeito. Nuestro “héroe” era propietario de una casa construida hace más de 45 años pero inacabada por las dificultades económicas que atravesaba. Vivienda que utilizaba a su vez, como taller de carpintería. Dado el carácter noble y generoso de éste, su negocio no prosperaba puesto que no llegaba a cobrar muchos de los trabajos que realizaba. Con una gran pena en el alma, pero no sin abandonar la ilusión de un día volver y hacer de esa casa un hogar, decide emigrar para poder dar un futuro a su familia.
Ya jubilado y luchando por su vida a causa de una grave enfermedad pero sin renunciar al sueño de volver a su domicilio, un día recibe una carta de la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística donde le informan que van a proceder al derribo por ser ésta una construcción inacabada en suelo rústico no urbanizable. Además, como se pueden imaginar, los gastos del derribo, por supuesto y sin lugar a dudas deberán ser abonados por él.
Sin podérselo creer, nuestro protagonista y su familia acuden al consistorio en Cospeito en busca de información y ayuda. Lo único que se encuentran y reciben es una puerta cerrada con total indiferencia y una escucha inactiva por parte del alcalde.
Después de tomar las medidas legales pertinentes y recurrir la decisión de la Xunta alegando que es una construcción de hace más de 45 años anterior a la ley correspondiente de suelo y no pudiendo defenderse ya que nunca recibió de manera personal las notificaciones que le advertían de dicho derribo, la decisión siguió adelante. Se llevará a cabo a lo largo de este mes de marzo.
Cuando fui conocedor de esta historia no pude más que sentirme indignado. Por qué de que sirve que la administración divulgue que está al servicio de la ciudadanía cuando la realidad nos dice que la puerta siempre está cerrada, que los mecanismos son complejos en detrimento del pueblo y que los derechos no son en sí mismos considerados.
Todo nos lleva a pensar en un enriquecimiento público a costa del desamparo, del silencio y la indiferencia.
Y ahora bien, para finalizar les pediría que reflexionaran, porque nuestro protagonista, ya no puede, falleció el año pasado con la horrible verdad de haber sido despojado del hogar de sus sueños.