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A Deputación, referente na Semana Europea das Rexións polo seu modelo asistencial e de atención aos maiores

 Lugo, 13 de outubro de 2020. O Presidente da Deputación de Lugo, José Tomé Roca, expuxo este martes no marco da Semana Europea de Rexións e Cidades 2020 o modelo asistencial e de atención aos maiores da institución provincial, seleccionada entre máis de 6.000 candidaturas para liderar neste encontro, o maior evento anual de política rexional de Europa, un seminario sobre o desafío europeo do envellecemento activo post Covid-19 celebrado por vía telemática.

Tomé Roca debullou polo miúdo a Rede de Protección Social provincial, que presta servizo a persoas maiores en situacións de vulnerabilidade, realiza accións de prevención da dependencia e favorece o envellecemento activo. Compartiu a experiencia da Deputación no desenvolvemento e implantación de enfoques innovadores elaborados para dar a mellor resposta á realidade social dos 67 concellos da provincia de Lugo.

Na súa intervención, o mandatario provincial fixo unha radiografía da situación da provincia e das principais características da súa poboación: máis do 29% dos habitantes supera os 65 anos e a maioría concéntrase no rural. Estas particularidades, explicou Tomé Roca, son as que marcan as políticas sociais, que perseguen aumentar os niveis de benestar da poboación, contribuíndo a lograr unha sociedade máis igualitaria. “A nosa liña de traballo céntrase na atención ás persoas, a cooperación coas familias e o desenvolvemento dun modelo de centros de maiores propio”, explicou.

Nesa liña, manifestou o Presidente que dende a Deputación de Lugo “entendemos que o envellecemento activo se consegue dunha maneira máis eficaz se vinculamos novas pautas de conduta ou hábitos de vida á contorna tradicional do usuario, sempre que é posible, consiste en facilitarlle á persoa maior a permanencia no seu propio fogar”.

Neste senso, o Presidente expuxo os tres piares da Rede de Protección Social da Deputación: a colaboración cos concellos para a prestación do Servizo de Axuda no Fogar; a prestación do servizo de teleasistencia as 24 horas do día os 365 días do ano; e os centros públicos de atención a maiores, marcados por unha “filosofía propia”. “Trátase dun modelo de xestión das residencias público, próximo, de calidade asistencial, que pon no centro ás persoas. Un sistema que favorece o benestar, a calidade de vida e a tranquilidade dos maiores e das súas familias, e que, ademais, ten un retorno económico importante na zona na que se implanta, pois crean emprego sostible e contribúen así a fixar poboación”, explicou o Presidente. A eficacia deste modelo de xestión, subliñou José Tomé, “que xa viña corroborada polas experiencias de usuarios, familias e profesionais, quedou de novo de manifesto coa chegada da Covid-19”.

A Deputación de Lugo foi seleccionada entre máis de 6.000 candidaturas para participar na Semana Europea das Rexións e das Cidades 2020, unha plataforma de comunicación e traballo en rede que agrupa rexións e cidades de toda Europa, incluíndo os seus representantes políticos, funcionariado, e expertos e académicos, co obxectivo de promover a aprendizaxe de políticas e o intercambio de boas prácticas.

A institución provincial propuxo neste encontro europeo a discusión dos retos comunitarios sobre o envellecemento activo e saudable ante a crise de saúde global provocada polo coronavirus Covid-19, na que o colectivo das persoas maiores é o máis afectado, e no marco do compromiso da Deputación co benestar dos maiores da provincia.

Intervención íntegra do Presidente da Deputación de Lugo na Semana Europea de Rexións e Cidades 2020

Buenos días a todos y a todas,

Como Presidente de la Diputación Provincial de Lugo es un placer poder participar en este seminario sobre atención a la tercera edad y envejecimiento activo.

Quiero enviar un cordial saludo a los participantes de Italia – Buon giorno -; de Grecia –Kalimera-; y de Austria – Guten Morgen-.

Hablamos idiomas diferentes, pero compartimos desafíos comunes y el convencimiento de que el intercambio de experiencias es una buena herramienta para afrontarlos.
Estamos en la Semana Europea de las Regiones y las Ciudades. Como defensor del municipalismo, creo firmemente que Europa crece cuando apuesta por reforzar sus regiones y municipios. Las entidades locales son las únicas capaces de garantizar que los programas europeos llegan de verdad a sus destinatarios, a los ciudadanos.

Desde el nacimiento de la Unión Europea, hemos escuchado hablar de los riesgos de una Europa “de dos velocidades”. Se ha contrapuesto el Norte con el Sur. O el Oeste, núcleo original de la Unión, con los países del Este que se incorporaron tras la caída del Muro. Pero al margen de esta simplificación general, alcaldes y responsables regionales sabemos que Europa es un mosaico en el que cada pieza tiene características únicas.

Sabemos, también, que sigue todavía lejos de cumplirse el reto fundamental de garantizar que todos los ciudadanos y ciudadanas europeos tengan un mismo nivel de acceso a unos servicios públicos gratuitos y de calidad al margen de su lugar de residencia.

Como saben, la Administración en España se estructura en tres niveles: Estatal, Regional (Autonómico) y Local (Provincias y Municipios).

En este último se encuadra el trabajo de la Diputación de Lugo. Las Diputaciones son entidades supramunicipales que tienen como objeto colaborar con los ayuntamientos apoyarlos en la prestación de servicios, sobre todo a aquellos municipios de menos de 20.000 habitantes. En nuestro caso, estamos hablando de, que salvo uno, todos los ayuntamientos tienen menos de 20.000 habitantes.
Contamos con una dinámica demográfica negativa y un elevado envejecimiento de la población: más del 29% de los habitantes supera los 65 años, que, a diferencia de lo que sucede en Europa, en nuestro caso se concentran mayoritariamente en el medio rural.

Junto con el envejecimiento, la elevada dispersión es otro de los datos más relevantes a la hora de planificar políticas de servicios sociales. 29 de nuestros 67 ayuntamientos cuentan con densidades de población inferiores a 20 habitantes por km2. Once de ellos incluso por debajo de 12,5 hab/km2. Tenemos en la provincia 9.924 núcleos de población. Un núcleo de población medio cuenta con 25 habitantes, con una edad media de 60 años.

Resumiendo: nuestros mayores son cada vez más y viven más dispersos. No quieren separarse ni de sus familias, ni de sus vecinos ni del entorno en el que han vivido toda su vida.

Así que nuestro reto pasa por adaptar unos servicios sociales innovadores a nuestro entorno tradicional.

Para ello, debemos aprovechar los fuertes lazos de comunidad que existen en nuestros núcleos de población para introducir, gracias a los servicios sociales, no solo cuidados y calidad de vida para nuestros mayores, sino elementos de modernización en el mundo rural. Como se pueden imaginar, es un reto complejo.

La Constitución española considera como principio rector de la política social y económica, entre otros, la atención a personas con discapacidad y personas mayores y un sistema de servicios sociales promovido por los poderes públicos para el bienestar de los ciudadanos.

Para garantizar a los españoles un marco estable de recursos y servicios para la atención a la dependencia, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en el año 2006 la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Situaciones de Dependencia.

España cuenta con un catálogo de servicios sociales de promoción de la autonomía personal y de atención a la dependencia que contempla promoción de la autonomía personal, teleasistencia, ayuda a domicilio, centro de día o residencias de mayores, entre otros.

Estos servicios conforman una Red de Servicios Sociales formada por centros de las Comunidades Autónomas (Regiones), de las Entidades Locales (municipios y provincias), y centros estatales o privados concertados debidamente acreditados.

Si el sistema español hubiese alcanzado un desarrollo armónico, la legislación estatal, de ámbito general, se vería desarrollada por las Comunidades Autónomas que, a su vez, garantizarían los medios suficientes a los Ayuntamientos. La realidad no resulta tan sencilla, al menos no en el caso de Galicia.
Los Ayuntamientos, como administración más próxima a los ciudadanos, son la primera instancia de atención de cualquier demanda relacionada con los servicios sociales y, por consiguiente, con la tercera edad. Pero, sin entrar en análisis legales y del marco competencial, la mayoría de los ayuntamientos no recibimos de las autoridades regionales fondos suficientes para asumir las competencias y las necesidades relacionadas con los servicios sociales.

Las haciendas locales están sobrecargadas, al tener que asumir servicios que debería desempeñar la administración regional. En el caso de los ayuntamientos de la provincia Lugo, el coste de estos servicios se ve incrementado por el elevado envejecimiento, la dispersión de la población y, como en el conjunto de Europa, por la llegada del Covid-19.

Ante este panorama, la Diputación de Lugo juega un papel determinante a la hora de ayudar a los ayuntamientos, de manera especial a los más pequeños, a desarrollar sus políticas de servicios sociales. Buscamos aumentar los niveles de bienestar de la población de la provincia, contribuyendo a lograr una sociedad más igualitaria.

En lo que se refiere al ámbito de la tercera edad, la Red de Protección Social de la Diputación de Lugo presta servicios a personas mayores en situaciones de vulnerabilidad, realiza acciones de prevención de la dependencia y para favorecer el envejecimiento activo.

Nuestra línea de trabajo, en colaboración con los ayuntamientos, se centra en la atención a las personas, la cooperación con las familias y el desarrollo de un modelo de residencias propio, que tenga en cuenta las peculiaridades de nuestra provincia.

Entendemos que el envejecimiento activo se consigue de manera más eficaz si vinculamos nuevas pautas de conducta o hábitos de vida al entorno tradicional del usuario. Por eso, un primer objetivo, siempre que es posible, consiste en facilitar a la persona mayor la permanencia en su propio hogar.

Para ello, la Diputación de Lugo destina cerca de 2 millones de euros a colaborar con los ayuntamientos en la prestación del Servicio de Ayuda en el Hogar. En función de cada usuario, este servicio puede ofrecer ayuda en las tareas domésticas de aseo o limpieza, acompañamiento en la realización de trámites administrativos o sanitarios, etc.

La Diputación además, con la ayuda del Fondo Social Europeo, impartió con gran éxito formación dirigida a desempleados con dificultades de inserción en el mercado laboral en atención sociosanitaria a personas en el domicilio, atención sociosanitaria a personas dependientes en Instituciones Sociales y Técnico en transporte sanitario. El personal formado en estas disciplinas es clave para lograr unos servicios de ayuda en el hogar de calidad.

Paralelamente desde nuestra entidad, también se desarrollan talleres de alfabetización digital y programas de deporte activo que han llegado ya a más de 9.000 personas y que contribuyen de manera destacada a su bienestar personal.

Como complemento del Servicio de Ayuda en el Hogar, ofrecemos un Servicio de Teleasistencia, un servicio de asistencia durante las 24 horas del día los 365 días del año, lo que permite a las personas mayores estar permanentemente conectadas con un equipo de profesionales sociosanitarios y recibir, con sólo pulsar un botón, ayuda inmediata en situaciones de emergencia o inseguridad, recibiendo atención continua en su día a día, algo básico si pensamos en la situación de soledad de nuestras personas mayores, principalmente en las zonas rurales de elevada dispersión.
Dentro de este servicio, por tanto, proporciona seguridad y tranquilidad a usuarios y a sus familias, fomentando su autonomía e independencia.

Dentro de la teleasistencia conviene distinguir entre las prestaciones básicas o las avanzadas, dando lugar a diferentes programas de prevención y atención permanente, en los que se incluyen: atención de emergencias; apoyo psicosocial; promoción de hábitos saludables; adherencia terapéutica; monitorización (de caídas, de gas, de humos, de movimiento, de constantes vitales), geolocalización, etc., todas ellas adaptadas para personas con dificultad en la comunicación verbal o auditiva, lo que supone una garantía extra.

Como saben, en muchos casos, el deterioro provocado por la edad u otras circunstancias sociofamiliares o de salud, aconsejan el abandono del hogar –total o parcial – y recurrir al modelo asistencial de las residencias. En este terreno, la Diputación tiene una Red de Centros Públicos de Atención a Mayores marcada por una filosofía propia.

Nuestra provincia contaba en octubre de 2019 con 54 centros para mayores (35 privados/19 públicos); con un total de 3.964 plazas (2.905 privadas y 1.059 públicas). De estos centros, 28 tienen menos de 50 plazas, mientras que 26 las superan (16 de ellos tienen más de cien plazas).

Frente a los modelos macro residenciales y en muchos casos de gestión privada que han proliferado en los últimos años, la Diputación de Lugo viene apostando desde el año 2007 por un modelo propio, integral y centrado no sólo en los servicios sociales sino también en los territorios y en sus economías. En definitiva, se ha apostado por un modelo centrado en las personas.

A día de hoy, contamos con 4 centros públicos de atención a mayores en la provincia, con capacidad para más de 200 vecinos y vecinas. El presupuesto que la institución provincial destina al año a la red pública de residencias asciende a 9 millones de euros.

Se trata de centros de pequeño tamaño que combinan tanto servicios residenciales de carácter continuado con el servicio de centro de día. Todos los vecinos y vecinas, independientemente de su situación económica, pueden acceder a estas plazas, puesto que los usuarios pagan en función de su capacidad económica, garantizando siempre un mínimo vital para afrontar sus gastos.

Lo que era un problema social se ha transformado en edificios que ofrecen entornos abiertos, accesibles, con espacios interiores personalizados, donde la persona mayor es un sujeto activo. Residencias situadas en el municipio o la comarca donde pasaron toda la vida, lo que evita el desarraigo y permite que mantengan sus relaciones familiares y vecinales. Hemos construido verdaderos hogares.

Ofrecemos actividades destinadas al entretenimiento y a fomentar una vida activa. También ofrecen menús adaptados, elaborados por expertos en nutrición, cocinados con productos de temporada y de proximidad, pensando siempre en cuidar la salud de los mayores y la de sus familiares, pero también en contribuir a las economías locales.

Se trata de un modelo de gestión de las residencias público, próximo, de calidad asistencial, que pone en el centro a las personas. Un sistema que favorece el bienestar, la calidad de vida y la tranquilidad de los mayores y de sus familias, y que, además, tiene un retorno económico importante en la zona en la que se implantan, pues crean empleo sostenible y contribuyen así a fijar población.

La eficacia de este modelo de gestión, que ya venía corroborada por las experiencias de usuarios, familiares y profesionales, quedó de nuevo de manifiesto ante la llegada del COVID-19.

La Diputación aplicó rigurosos protocolos de prevención y seguridad, incluso con mucha antelación y por encima de las medidas marcadas por las autoridades sanitarias, para proteger a los mayores.

Además, el reducido tamaño de las residencias y su ubicación en entornos rurales facilitó la organización de talleres que ayudaran a los usuarios a entender una situación insólita: como fue el verse separados de sus familias. Familias que, en todo momento, contaron con un canal de comunicación abierto para conocer la situación de sus familiares en los centros.

De cara al futuro, la Diputación de Lugo se enfrenta a dos retos principales. De una parte, seguir ampliando el modelo residencial provincial, con nuestra filosofía de cercanía y calidad.

A finales de este año 2020 abriremos 1 centro más, si la situación sanitaria así lo permite, y en el 2021 pondremos en funcionamiento otros dos.

De aquí al 2023 esperamos tener 9 centros públicos de atención a mayores totalmente operativos y otros 9 en fase de construcción, lo que dará servicio a más 600 usuarios y usuarias.

El segundo reto, a mi juicio, pasa por ser capaces de hacer evolucionar nuestros modelos asistenciales a medida que evolucionan los perfiles de los futuros usuarios y sus necesidades.

La actual crisis sanitaria originada por el COVID-19 ha impulsado también estas reflexiones. Desde una perspectiva puramente epidemiológica, las personas mayores conforman uno de los principales grupos de riesgo. Sin embargo, desde una perspectiva social y a medida que se conocen más informaciones, hay claros indicios de que el tratamiento que han recibido podría haber sido discriminatorio.

Por otro lado, el medio rural se ha hecho visible. Esta pandemia avisa del riesgo que supone la concentración de la población en grandes ciudades y del peligro que conlleva la proximidad excesiva. El medio rural no está sufriendo con la misma intensidad las consecuencias de esta crisis sanitaria. La emergencia sanitaria ratifica que vivir en el campo es más saludable.

También se ha dado valor a sectores como el sector agrario y pesquero, el transporte de mercancías, y el sector del cuidado sociosanitario. Necesitamos una Europa que ofrezca la oportunidad real de trabajar y vivir dignamente en el medio rural, a quién desee hacerlo y la Diputación de Lugo con sus políticas apuesta y seguirá apostando por ello.

Europa ha conseguido aumentar su esperanza de vida de los 50 años tras la Segunda Guerra Mundial a los más de 80 actuales. Vivimos en una Europa unida, social y democrática, que ha apostado por mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos.

Pero Europa tiene por delante el reto de afrontar los cambios asociados a esa longevidad. Avanzamos hacia sociedades con dos generaciones de mayores, en las que convivirá una generación de casi centenarios con otra situada en torno a los 70 años. Lo que hoy llamamos tercera edad va camino de convertirse en realidad en el 45% de nuestra existencia.

Y tenemos que dejar de hablar de la tercera edad como una suerte de compartimento aislado, como una especie de retiro dorado en el que colocamos a nuestros mayores. Bien cuidados, sí, pero apartados. Tenemos que desarrollar estrategias urbanas y ciudades más inclusivas, que respondan a las necesidades de esa etapa vital. Tenemos que apostar por el rural como un lugar donde envejecer dignamente.

Europa, el Viejo Mundo, avanza camino de convertirse en un mundo de viejos, al menos hasta que un cambio en las tendencias demográficas o nuevas olas de inmigración lo remedien. Y tenemos que saber actuar con la inteligencia que se asocia a la edad si queremos seguir siendo un ejemplo de convivencia, desarrollo social y bienestar.

Muchas gracias

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