Un pueblo es abrir una ventana en la mañana y respirar… decía una conocida canción de María Ostiz. Siempre ha sido así y siempre será. Pero los pueblos de A Mariña, como los del resto del país, se han puesto de moda gracias al coronavirus, que algo positivo había de tener esta pandemia.
Aunque es una pena que hayamos tenido que estar confinados, en estado de alarma, para que muchas personas se hayan dado cuenta de que los pueblos existen y de que tienen vida propia durante todo el año, no solamente en la época estival.
No hace mucho un niño veraneante me preguntó: ¿tú vives aquí todo el año? Y una adulta ¿y qué haces? Trabajar y disfrutar, es lo que hacemos en pueblos, villas y comarcas como Ribadeo o A Mariña.
Aquí todos son ventajas: los alquileres son más baratos; puedes conseguir casa con finca o piso con balcón o terraza; puedes encontrar trabajo o montar un negocio original; puedes vivir del campo; puedes teletrabajar; muchas y muchos nos conocemos y eso nos permite tener vecinos que se convierten en amigos y en familia y que si no saben de ti en un par de días se preocupan y te preguntan si todo va bien; puedes tener vecinas que te obsequien con postres o con productos de su huerta… Aquí todo es más cercano y más intenso.
Un pueblo es escuchar la naturaleza y tenerla en la puerta de casa. Un pueblo es estrechar lazos, es salir a la calle y decir “buen día” a quien te encuentres a tu paso, lo conozcas o no. Un pueblo es disfrutar de sus mercados al aire libre. Un pueblo es un cuadro lleno de imágenes que tú misma/o puedes protagonizar.
Y si un día te entra la morriña de ir a la ciudad las tienes a tiro de piedra.
Hoy todo está cerca. Pero vivir en los pueblos tiene muchísimas ventajas y para que sigan con vida propia lo único que tenemos que hacer es apoyarnos unos a otros, apostar por nuestro comercio, por nuestra hostelería y por nuestros servicios. Ahora más que nunca y con mucho sentidiño!!!