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Las matemáticas ‘juegan’ al póker

Si hay una asignatura que suele complicarse en muchos alumnos son las matemáticas. Los diferentes cálculos con fórmulas suelen convertirse en verdaderos quebraderos de cabeza. No todo es sumar y restar o multiplicar y dividir. Las matemáticas adquieren una mayor categoría cuando se adentran en estudios superiores. A pesar de esta dificultad, entender de matemáticas abre muchas carreras profesionales, ya que estas fórmulas suelen emplearse en muchas cuestiones prácticas de nuestro día a día, más allá de construcciones, procesos informáticos o culminación de grandes avances. Tanta es la importancia de las matemáticas que éstas también juegan un protagonismo en una partida de póker. Es decir, que si sabes de matemáticas, quizá puedas llevarte un buen premio económico a costa de tus adversarios. Eso sí, en este juego de naipes no todo se reduce a cálculos, hay que saber profundizar en otros conocimientos de este juego, como, por ejemplo, entender el significado de términos como kicker en el póker, y no sólo estamos hablando de uno porque palabras técnicas hay muchas. Busquen algún diccionario de términos asociados al póker.

Antes de indagar en la relación que existe entre las matemáticas y este juego histórico de naipes, debemos resolver el misterio de esa palabra mencionada anteriormente: kicker. Si uno es un buen jugador de póker, a buen seguro que sabrá todos los intríngulis de esta palabra, pero quizá aquellos que están empezando a familiarizarse con este juego, lo desconozcan. Cuando hablamos de kicker nos referimos a esa carta de ‘acompañamiento’ (o también conocida como carta de desempate por otros jugadores) que puede usarse para resolver el empate durante una partida. A grandes rasgos, puesto que este término tiene un mayor significado a medida que avanzamos en el conocimiento de este juego.

Un juego que, a diferencia de otros tipos de juegos de cartas, no contempla a la suerte como un factor esencial en el desarrollo del mismo. El azar no tiene nada que ver con el póker. Bueno, para ser más exactos, algo tiene que ver, pero hasta tener esa cuota de suerte a favor hay que trabajarse mucho esa partida, así como tener una considerable preparación previa a ese mismo encuentro, con incluso años de experiencia. Lo que viene a ser lo siguiente: al póker no se aprende a jugar de la noche a la mañana; aprender a jugar a este juego requiere de años y de muchas horas de aprendizaje y puesta en escena, de moverse con las cartas. Dentro de esta curva de aprendizaje hay varios factores a considerar. Veamos cuáles son estos elementos.

Nos referimos, en primer lugar, a conocerse al dedillo las diferentes combinaciones y variantes existentes en el póker. A esto debemos sumar un control del juego de las cartas que roce la perfección. Si combinamos ambos elementos debemos plantear nuestra estrategia, la cual debe imponerse al resto de las estrategias que elaboren nuestros rivales de mesa. Y no sólo es suficiente con esto. También debemos saber cambiar de planteamiento en mitad de una partida, ya que el desarrollo de una partida es algo que nunca podemos prever al cien por cien. Con todo ello, también debemos saber controlar nuestras emociones. Si no lo hacemos correctamente, a buen seguro que daremos una pista a nuestros adversarios de cartas. Y todo esto se consigue aprendiendo de los mejores, leyendo tácticas y técnicas y jugando y jugando. Y ni siquiera conseguiremos la perfección. El póker, cómo ven, es un juego donde hay que esforzarse al máximo.

Cálculo de probabilidades

Pero siempre contamos con un aliado, como son las matemáticas. Eso sí, siempre y cuando mostremos una cierta soltura con los números. Si no somos buenos en matemáticas, no conseguiremos la ayuda de este aliado. ¿Y cómo nos pueden ayudar las matemáticas durante una partida de póker? La ventaja puede darse en el cálculo de las probabilidades en cuanto a las combinaciones de naipes que pueden darse. Si llevamos un buen cálculo, quizá podamos adelantarnos a las jugadas de nuestros contrincantes. No todo, sin embargo, es mera estadística. Luego, hay una gran dosis de intuición en el desarrollo de la partida, pero si lo mezclamos con las matemáticas podremos ir calculando sobre combinaciones y cartas que pueden quedar sobre la mesa. De esta manera podremos potenciar nuestra estrategia, aunque si nos equivocamos, todo puede girar en nuestra contra. El cálculo sobre las 52 cartas (con sus 4 palos y 13 valores, respectivamente). que se mueven será clave y de esta manera podremos ajustar nuestra apuesta. Y lo mismo suelen realizar los grandes jugadores, que siempre calculan las opciones matemáticas de apuntarse el premio durante los grandes torneos de póker que se celebran alrededor del mundo.

Obviamente, el éxito o la debacle no dependen exclusivamente de las matemáticas. Incluso haciendo bien los cálculos, éstos pueden no darse. Esto puede, asimismo, aplicarse a otras ciencias hermanas como la estadística. Conceptos que no sólo afectan al póker, también pueden darse en otros juegos más relacionados con el azar. Porque, como decíamos, en el póker no todo se basa en las matemáticas, éstas sólo ayudan a mejorar nuestro nivel como jugadores. Obviamente, los profesionales son grandes mentes en matemáticas. Es otro factor que dominan perfectamente. ¿Y cómo podemos mejorar en esta relación entre matemáticas y póker? Básicamente estudiando ambas materias por separado y, posteriormente, haciendo cálculos sobre combinaciones y cartas que puedan ponerse sobre la mesa. La primera parte del secreto está en aumentar la práctica, como sucede en otros ámbitos del póker. Y la otra parte del secreto se encuentra en tener una mente rápida y hábil, puesto que los cálculos de probabilidades, como las estrategias que se dispongan, suelen variar durante el desarrollo de la partida. Habrá, por consiguiente, que ser muy ágil en el pensamiento. Aquí, aparte de tener esta habilidad, ayudaría un estudio en matemáticas, estadísticas o ingeniería. Algunos de los jugadores de póker que participan en grandes partidas han cursado este tipo de estudios. Eso sí, y como cierre, una clave a considerar: el factor humano siempre será más decisivo a la hora de tomar decisiones durante una partida.

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