El concejal está triste, qué tendrá el concejal. D. Jesús Fernández Cal, concejal de obras del Ayuntamiento de Viveiro está triste porque no se le valora su trabajo.
El concejal está triste porque los concejales del PP controlan su trabajo y le realizan, siempre en nombre de los vecinos de Viveiro algunos ruegos, preguntas, y demandan una mejor y más efectiva labor. En definitiva, el Sr. Cal está apenado porque los concejales del PP de Viveiro hacen su trabajo, el de una oposición responsable y seria, esto es: controlar al equipo de gobierno municipal.
El concejal está triste. Y lo está porque la crítica no le gusta, porque él, comunista de toda la vida, ¡cómo va a tener que aguantar que le critiquen y le controlen! Él, que consiguió acceder al gobierno municipal aun a costa de renunciar a las siglas que defendió toda la vida. Él, que junto con otros comunistas, se hicieron con las riendas del PSOE de Viveiro para acceder al gobierno municipal, cómo va a tener que aguantar eso. Él, que siempre tuvo de modelo las dictaduras soviéticas y cubana y más recientemente Venezuela: el ordeno y mando y el resto a callar. Qué maravilloso sistema el comunista, no como la democracia, ¡qué atraso! Estar controlado por una oposición legítima, que además en Viveiro tiene más apoyo entre los vecinos que el Sr. Cal. A él, que le encantaría ser, no Teniente sino Comandante, como Fidel, como Chaves, para poder tapar la boca a todos aquellos que osen controlar y en su caso criticar su labor como responsable público y, llegado el caso, hasta crear un Ministerio, en este caso sería Concejalía, para la felicidad suprema del pueblo, ¡qué gran aportación del admirado presidente venezolano! piensa nuestro apenado concejal, con eso debería llegar, TIENE que llegar y si no….
El concejal está triste y se escuda cobardemente en los empleados municipales de obras, cuando desde el PP de Viveiro nunca se ha criticado la labor de éstos, al contrario la valoramos y alabamos en muchos casos, y mucho más desde hace cierto tiempo, ya que tienen que aguantar gritos y juramentos cada mañana por parte del triste concejal. Que acertadas aquellas palabra de El Cid “Dios, que buen vasallo si hubiere buen señor” que en este caso sería: que buenos operarios si tuviesen alguien que los dirigiese acertadamente. El triste concejal hace historia y destaca que en 2004 compraron un palco y unas gradas, ¡caramba compraron algo!, o no, vaya usted a saber. Hay que tener la cara como el cemento para atreverse a comparar el “enorme” patrimonio dejado a los vecinos de Viveiro por el triste concejal y su jefe con el dejado por los gobiernos del Sr. Aja. Al concejal de la triste figura, la pena le nubla la memoria, no recuerda que las fiestas, patronales y en las parroquias, el Naseiro y la Mostra se celebraban desde mucho antes de llegar él al ayuntamiento, y se usaban palcos y el personal municipal, con muchos menos efectivos por cierto, los colocaba y retiraba inmediatamente. Ya ve, mi afligido concejal, hay otra forma de hacer las mismas cosas.
El concejal está triste y se enfada e insulta cuando alguien critica que las gradas se pasen prácticamente dos meses en la Plaza, es cierto que el palco algo menos, convirtiéndose en un peligro real para los menores que juegan a diario en la Plaza, en un nicho de porquería y en una incomodidad para todos los usuarios –vecinos, comerciantes con puesto en el mercado semanal…-. El apenado concejal no recuerda que desgraciadamente ya hubo un accidente grave con una menor que se cayó desde más de cuatro metros de altura con lesiones y secuelas importantes para ella y económicas para su familia. Pero esto al triste concejal no le importa, sólo le importa y le molesta que le exijan públicamente que haga su trabajo y que le critiquen por no hacerlo.
El concejal está triste porque no se le reconoce su gran labor en el CEP Lois Tobio –ordenar la retirada de unas camas – y resulta que en dos años no ha sido capaz de mandar a alguien a colocar un cristal que le ha sido repetidamente reclamado desde el centro escolar. ¿Cómo llama a esto el triste concejal? Desidia, dejadez, incapacidad, o simplemente mala fe por su parte, que no de los operarios que obviamente hacen lo que dice el Sr. Cal, aunque se lo diga a gritos.
El concejal está triste y me temo que va seguir estándolo, porque desde el PP de Viveiro no vamos a dejar de controlar y vigilar su labor y la de todo el gobierno municipal y seguiremos acudiendo a las llamadas de los vecinos que están hartos de que los responsables del ayuntamiento no les hagan ni caso.
Ánimo Sr. Concejal.
Fdo: Jaime de Olano Vela
Concejal del Grupo Municipal Popular de Viveiro
Viveiro, 8 de Noviembre de 2013